La campaña publicitaria contra el aborto presentada por el obispo Martínez Camino en el nombre de la Conferencia Episcopal Española constituye una burda y cínica manipulación de la realidad y del drama humano y social del aborto en nuestro país, y en muchas otras naciones del planeta. Decir como dicen los obispos, con el mayor de los cinismos, que en España se protege la vida de los linces y no de los seres humanos es un insulto a la verdad y al conjunto de los españoles, incluidos el Gobierno de la nación y también los legisladores democráticamente elegidos por el conjunto del pueblo español.
Sería más justo y desde luego más verdadero afirmar que la Iglesia católica protege su inmensa fortuna, sus palacios episcopales, sedes, residencias, y su rico e inmenso patrimonio artístico y financiero -todo ello exento de los impuestos que pagan otras organizaciones laicas- mejor que la vida de los miles de niños inocentes que se mueren de hambre todos los días en el planeta Tierra